domingo, 4 de mayo de 2014

Cthulhu Calling!


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Como transcribe H. P. Lovecraft en su narración La llamada de Cthulhu (Call of Cthulhu, 1926), el primero de noviembre de 1907 tuvo lugar una redada policial en los boscosos pantanos del sur de Nueva Orleans (Luisiana), motivada por las denuncias de sangrientos rituales que se rumoreaba se celebraban en la oscuridad de la espesura. En los interrogatorios subsiguientes, el inspector John Raymond Legrasse - quien había dirigido la redada - tuvo ocasión de escuchar el testimonio de uno de los participantes a los rituales, un anciano marino llamado Castro.

A continuación, reproducimos un fragmento del testimonio de Castro, seguido de su traducción:

"Then (...) those first men formed the cult around small idols which the Great Ones showed them; idols brought in dim eras from dark stars. That cult would never die till the stars came right again, and the secret priests would take great Cthulhu from His tomb to revive His subjects and resume His rule of earth. The time would be easy to know, for then mankind would have become as the Great Old Ones; free and wild and beyond good and evil, with laws and morals thrown aside and all men shouting and killing and revelling in joy. Then the liberated Old Ones would teach them new ways to shout and kill and revel and enjoy themselves, and all the earth would flame with a holocaust of ecstasy and freedom."


"Aquellos primeros hombres (...) establecieron el culto con que se adoraba a los ídolos de los Grandes Antiguos; ídolos traídos de estrellas oscuras en una época infinitamente lejana. Ese culto no moriría hasta que las estrellas volvieran a ser favorables. Los sacerdotes sacarían entonces al gran Cthulhu de su tumba para que reviviese a sus vasallos y volviera a asumir su reinado en la Tierra. Ese tiempo sería fácil de conocer, pues entonces la humanidad se parecería a los Grandes Antiguos: salvaje y libre, más allá del bien y del mal, sin moral y sin ley. Y todos los hombres gritarían y matarían, y gozarían alegremente. Los Antiguos, liberados, enseñarían nuevos modos de gritar y matar y gozar, y el mundo entero ardería en un holocausto de libertad y éxtasis."

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