lunes, 5 de agosto de 2013

Bocetalia Histórica (I): Cardenal Armand-Jean du Plessis Richelieu


Después de unas jornadas de asueto, volvemos a la carga con las energías anímicas renovadas

Para otro día dejaremos la explicación de por qué nuestro Viejo Coyote no suele dibujar sobre temas actuales, o sobre caracteres contemporáneos... De momento, contentémonos con echar un vistazo a algunos de sus bocetos de personajes históricos, comenzando por éste...




Menos basado en la figura histórica que en el personaje de ficción re-inventado por el bueno de Alejandro Dumas, padre, el "mulato zumbón"; y sobre el personaje de ficción, inspirado principalmente en su variación interpretada por Charlton Heston (la mejor hasta el momento, en mi opinión), en la estupenda adaptación de "Los tres mosqueteros" de Richard Lester, de 1973.

Vaya por delante, sin embargo, que el principal impulso inspirativo por nuestra parte vino a raíz del descubrimiento del siguiente cuadro - que, sin duda, también debieron conocer los encargados de vestuario de la película mencionada:


El Cardenal Richelieu en el Asalto a La Rochelle, Henry-Paul Motte (1881)

En cuanto a villanos pop y de folletín, los prelados eclesiásticos (junto con los ubicuos jesuitas y los fanáticos hermanos inquisidores) siempre han resultado muy sugestivos, por variados motivos, entre otros:

  • Las espléndidas y ricas vestiduras de los capitostes de la Iglesia, todo el oropel, las joyas, los anillos; casi uniforme canónico del villano clásico.
  • La doble moral, de sacerdote resentido, que predica una cosa, mientras en secreto realiza todo lo contrario, para satisfacer sus bajas pasiones.
  • El muy practicado y maquiavélico adagio de que "el fin justifica los medios", o ese otro ibérico refrán, que dice que "de buenas intenciones está empedrado el infierno".
  • Por último, y aquí para el caso concreto de cardenales y otros implicados en asuntos de Estado, como el mencionado Richelieu; también, en Francia, encontramos a Mazarino (a su vez villano de "Veinte Años Después") y en la época revolucionaria e imperial a Talleyrand, y en la España del primer Borbón, tenemos al cardenal Alberoni, sólo por enumerar algunos casos, que no son los únicos, por supuesto. En este caso, la villanía viene "excusada" por la Razón de Estado: los grandes hombres deben verse obligados, en ocasiones, a tomar decisiones difíciles, ponderando como siempre el bien común sobre el bien de los particulares; como excusa para restaurar la imagen pública de estos hombres, me resulta bastante vaga, y como justificación para ciertos actos, con mucho insuficiente...