domingo, 1 de diciembre de 2013

Sunday Sketch: Cat Spirit

La islita de Tashirojima, a unos 15 km del puerto de Ishinomaki, pertenece a la prefectura de Miyagi (sí, exactamente); con una longitud de costa de 11.5 km, aprox, al sur del archipiélago japonés, posee una población de escasamente unas cien personas, de las cuales un 85% son considerados ya ancianos. La población felina de la isla ha superado a la humana con creces, tanto que Tashirojima es conocida como la Isla de los Gatos.  Antiguamente, la isla fue un puerto pesquero de paso, donde las tripulaciones solían pasar la noche, para continuar sus labores de recolección marina aguas adentro; Tashirojima también desarrolló una cierta industria de la seda, de ahí que, desde muy pronto, se introdujeran en la isla numerosos gatos - pues los gatos daban caza a los ratones, a los cuales el gusano de seda les resulta un manjar apetitoso. Es de prever que los gatos muy pronto se acercasen a los puertos de la isla y a las pensiones donde pernoctaban los pescadores, con intención de recibir alguna vianda como premio. Se cuenta que los pescadores tomaron gran afición por los gatos de Tashirojima, y que estudiaban el comportamiento de los felinos, pues con él leían predicciones sobre el clima - se sabe que los bigotes de los gatos son muy sensibles a la humedad y sus cambios -, e incluso eran capaces de leer en su comportamiento las posibilidades de buena pesca; no se olvide que el gato es tenido como figura que atrae la buena suerte, en tierras niponas.

Aproximadamente en el centro de la isla se erigió un pequeño santuario al espíritu-gato protector o bakeneko, como es conocido (similar al espíritu-zorro o kitsune, y al espíritu-mapache o tanuki); según parece, el santuario fue levantado en homenaje a cierto gatito que fue muerto por accidente durante la recogida del instrumental pesquero, como forma de aplacar sus iras y rogar por su ayuda por medio de obsequios y ofrendas.

Excepto para casos de rescate y salvamento, los perros están absolutamente prohibidos en la isla de Tashirojima.

(Pincha en la imagen para verla con más detalle)





En cuanto a los bakeneko o espíritus-gato, son bastante curiosas las formas que tiene un gato común de transformase en uno de ellos, a saber:


  • Vivir más de cien años de edad,
  • alcanzar un kan de peso (3´75 kilos), o
  • que la cola del gato creciese hasta bifurcarse (lo que lo convertiría en un nekomata, variedad más peligrosa, algo así como un poltergeist gatuno)


(Versión previa, en blanco y negro; pincha para verla con más detalle)



El célebre Maneki Neko o gato de la buena fortuna es una variedad de espíritu-gato.


Los poderes que se asocian a estos gatos duende son numerosos; entre otros, pueden alterar su tamaño y cambiar de forma, adoptando generalmente la de una joven atractiva; pueden hablar con voz humana audible, lo que debe dar bastante impresión; pueden también, según parece, controlar a su voluntad cadáveres humanos recientes, por medio de una combinación de movimientos de la cola y las patas, que a la vista de neófito puede parecer una suerte de danza felina; también se dice que son capaces de entrar en los sueños de los humanos, y, en fin, se les reconoce la habilidad de crear bolas de fuego fantasmales o hitodama.

Desde la reverencia que se le tenía en el antiguo Egipto, a la asociación con brujas y hechiceras como familiares en la supersticiosa Europa medieval y posterior, pasando por la figura del Sidhe Cat, del folclore escocés; no se puede negar que los misterios insondables que esconde la mirada de un gato, desde siempre, han inflamado la imaginación del ser humano allá donde ha convivido con él.

No hay comentarios: