martes, 24 de diciembre de 2013

Boceto Especial: Ese Hombre Vestido de Rojo


"... viajamos hacia el norte y no tardamos en tropezar con nuevas circunstancias desconcertantes, ya que dimos con una extraña y doliente figura agazapada ante una tienda india de piel de ciervo, aullando en penitencia. Tenía cerca el cuerpo de otra persona (un americano, supimos luego) vestido con ropas árticas modernas, que había sido despedazado parcialmente, como si hubiera sido víctima de alguna clase de animal. El individuo de la barba y los ojos salvajes, descubrimos luego, era el mismo médico-brujo contra el que nos habían advertido nuestros amigos, aunque nos pareció demasiado afectado por los remordimientos como para hacernos ningún daño. Como indumentaria mágica llevaba una piel de reno recién arrancada, invertida de manera que el pellejo estaba hacia fuera, su rojo sangriento ya casi convertido en negro, ribeteada por el pelaje de dentro que asomaba en un fleco, bordeando la vestidura. La cabeza del animal formaba una caperuza, los cuernos asomando sobre su cara arrugada y cubierta por una barba gris. Entre gemidos de angustia nos dijo que era el "chaman" del Polo Norte, encargando en el solsticio de mitad del invierno de entregar el regalo de la alegría todos los hogares de la Tierra, su alma desencarnada surcando el orbe transportada por sus espíritus de animales voladores mientras su cuerpo yacía en la tienda, desvariando y manchándose con vómitos provocados por hongos moteados y perturbadores que debía tomar para entrar en trance. Según parece, las Navidades pasadas el trance había sido interrumpido por dos americanos que representaban a la misma empresa de bebidas fosfatadas de la que nos habían hablado los osos polares. La interrupción del ritual anual más importante del mago fue contestada por los feroces espíritus familiares del médico-brujo, o "pequeños ayudantes", como él los llamaba, que habían hecho trizas al representante que habíamos visto poco antes. El otro había huido, pero sólo después de asegurar al brujo, mientras éste se disculpaba frenéticamente, que sus actos no constituían razón suficiente para interrumpir los negocios que esperaban realizar en el futuro..."

Extractos de "El Almanaque del Nuevo Viajero", Liga de los Caballero Extraordinarios, Vol II

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